Rompí un pequeño eslabón de la cadena que me atenazaba el cuello no apretaba pero me mantenía esclava de todos los que me rodeaban y no podía dar más de seis o siete pasos alrededor de su anclaje, ya había podido hacer un pequeño agujero en el muro que me obstaculizaba la salida y veía lo que me esperaba al otro lado sentí el calor de un pequeño rayo de sol en mi cara, la luz me abría un camino que me estaba esperando y un halo de esperanza hizo que me dispusiera a dar el primer paso.
domingo, 14 de marzo de 2010
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