Sentí sus zarpazos,
mi alma y mi cuerpo hecho jirones ¿era necesario llegar a eso?, supongo que si cuando el rey de la selva caza y busca la presa y además quiere justificar su furia es lo que sucede. Atrás quedaron la buena postura, el saber estar, la calma, la compostura, el discurso para quedar bien y solo sabe lanzar rugidos que amedrentan y si la presa se defiende la venganza es mucho peor pero esa furia deja ver lo que lleva dentro, es el momento de escapar, de lanzarse a una carrera interminable de huida y de esperanza, de empezar de nuevo y sentir la libertad y darte cuenta que es imposible vivir en el engaño y mantenerlo, si se ha convivido con un depredador se sabe que siempre va a querer controlarte y controlar las situaciones pero no siempre pueden, las presas también pueden defenderse, y si ello no es posible aprenden a darlo todo en la batalla y a morir con la cabeza bien alta. Lo que nunca harán es convertirse ellas en depredadoras.
lunes, 18 de junio de 2012
Suscribirse a:
Entradas (Atom)